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Vas a Lourdes, como hospitalario, a ejercer unas obligaciones específicas y un servicio que cumplir, ante todo, pero…. También y como los demás que allí acuden eres PEREGRINO, que respondes a la llamada de la Virgen quien dijo a Bernardita:” Quiero que la gente venga en procesión”.
Tenemos que pedir, que interceder, tenemos que dar gracias, tenemos que convertirnos. Va a ser muy difícil encontrar tiempo para los asuntos propios, pero si nos lo proponemos, es seguro, que podremos encontrar la manera y los momentos indispensables para una reflexión personal. Pensemos sobre nuestra oración, la disponibilidad, la cualidad espiritual de nuestro servicio a los enfermos, etc. ¿No podremos aislarnos unos minutos para dialogar aunque sea brevemente con Cristo y con María, para repetirles: “ aquí estoy”.
No resulta fácil ser un buen hospitalario. Se necesita disciplina, mucha paciencia, trato agradable, respeto para todos, acatamiento a las instrucciones recibidas en cada momento, puntualidad en la asistencia y fidelidad en el cumplimiento de los trabajos encomendados. No abandonemos nunca el servicio hasta que no llegue el turno de relevo o que la persona responsable dé por finalizado el servicio.
Siempre hemos de tener en cuenta:
Con relación a los enfermos
GRACIAS POR TU COLABORACIÓN
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